viernes, 31 de octubre de 2014

Efectos secundarios del Utrogest(an) (II) - Zwischenblutung (II)

Este último ciclo ha dado mucha guerra también. Es el primero después de haber dejado el Utrogest(an), que estuve tomando tres ciclos durante el verano y que aunque al principio no lo parecía luego resultó que me dejó hecha polvo.

Bueno, pues incluso este ciclo en el que no he tomado nada más no he dejado de sentirme extraña.

A veces, incluso, todavía sigo pensando que mis pechos no han vuelto a su tamaño normal (tamaño normal después de empezar a tomar la píldora, pero tamaño pequeño si los comparamos con cómo los tenía antes de empezar con ella).

El mal humor, por suerte, sí se me pasó y ya no he vuelto a discutir con mi marido.

Pero el día 15 del ciclo empecé a manchar y no dejé de hacerlo hasta que me desapareció la regla el día 6 del ciclo siguiente. Tuve días en los que me asusté bastante porque no era un manchado como otras veces en el que el flujo se torna rosáceo, pasa a ser marrón, vuelve a rosado y acaba desapareciendo sino que esta vez empezó siendo una sangre roja (pero roja de verdad) que durante cuatro días se alternó con coágulos de gran tamaño y/o con hilillos finos de color marrón. Después de esos cuatro días llegó ese famoso flujo rosáceo/marronáceo y tres días más tarde me bajó la regla, convirtiendo este ciclo, con 22 días, en otro de los más cortos de mi vida.

La regla fue, como de costumbre desde que empecé a tomar la píldora en el año 2007, más bien corta y con poco flujo. Y me dejó, como ya os he dicho, unos días de manchado.

Ha sido un engorro de ciclo. Ya no sólo por el rollo que es estar prácticamente dos semanas manchando o sangrando sino también por todo lo que se me pasó por la cabeza durante esos días.

Llegué a preguntarme de todo.

Lo primero que me dije el “keep calm” que tan de moda estaba hasta hace poco.

Después: “¿¿¿Cuándo coño voy a parar de sangrar???”

Otro pensamiento: "¿Será que tenía endometriosis y me estoy librando de ella poco a poco a través de mi vagina? ¿Tendré que hacerme la dichosa laparoscopia?"

Y otro más: "¿Tendré un quiste? ¿Habrá que operarme?"

Días más tarde y sobre todo al ver los coágulos tan grandes: “¿Y si estos coágulos son mi bebé porque conseguí quedarme embarazada el ciclo anterior, la breve regla que tuve era en realidad un sangrado de implantación y ahora estoy teniendo un aborto químico???”

Y de nuevo: “keep calm!!!!!!!!”

Y aunque no os lo creías, he conseguido llegar hasta hoy sin volverme loca e, incluso, sin hacerme un test de embarazo, que con lo caros que están prefiero usarlos cuando de verdad hagan falta.

Eso sí, enfadada estoy mucho y con razón, ya que lo de los sangrados es también otro de los muchos efectos secundarios que tiene la progesterona y que el laboratorio que la comercializa ha vuelto a olvidar incluir en su prospecto. ¿Y quizás sólo para que nos comamos la cabeza cada mes?

Suma y sigue.

¿Qué será lo próximo?

viernes, 24 de octubre de 2014

Cruzando los dedos

No, no, no, ya os dije que hasta noviembre no pensaba volver al KiWuZe, así que esta vez no os voy a pedir que crucéis los dedos por mí. Esta vez soy yo la que lleva semanas cruzando los dedos por otra. En realidad, por otras.

Y es que en mi círculo de amistades no soy yo la única con problemas de fertilidad, mejor dicho, de infertilidad, tampoco la única que ha tenido que visitar un KiWuZe para intentar cumplir su sueño de la maternidad.

Una de mis mejores amigas aquí, alemana, perdió a su bebé en los primeros meses de gestación hace ya cuatro años. Fue muy duro, como os podéis imaginar, pero lo más duro realmente es que desde entonces no ha conseguido volverse a quedar embarazada. Bueno, ahora sí, pero no os podéis imaginar cuánto le ha costado. O sí.

Cuatro años de ir a ginecólogos, clínicas, de pastillas, cápsulas, inyecciones, laparoscopia, más ginecólogos, más clínicas, más pastillas, más cápsulas, más inyecciones… Y justo ahora, después de cuatro años y después de cuatro invitros… beta positiva.

Durante estos cuatro años hemos hablado mucho, hemos soñado mucho, hemos llorado mucho, nos hemos preocupado mucho, nos hemos dado miles de ánimos, nos hemos cruzado los dedos y ahora, después de cuatro años, cuando ella tiene por fin su beta positiva y yo quiero gritar de alegría porque por fin lo ha conseguido, me doy cuenta de que ella todavía no puede alegrarse y me pide que no descruce los dedos todavía. “Esto no ha hecho nada más que empezar”, me dice. “Yo ya he pasado una vez por esto y sé que esto aún no significa nada”. ¡Y cuánta razón tiene!

La beta es el primer peldaño de una casi interminable escalera que se tarda unas 40 semanas en subir. Ayer tenía su primera ecografía y todavía no sé cómo le fue. ¿Habrá llegado con éxito al segundo peldaño? Espero de todo corazón que así sea. Espero y deseo con todas mis fuerzas que después de los cuatro años de lucha todo el sufrimiento haya por fin merecido la pena y que llegue al final de las cuarenta semanas con un resultado feliz porque nadie se le merece más que ella (y esto está claro que es un decir, porque todas nos lo merecemos, ¿o no?).

La otra persona por la que también tengo los dedos cruzados es mi amiga en la distancia. Acaba de someterse a su primera invitro después de dos años de búsqueda y aún está en la betaespera. Como intenta no obsesionarse con el tema (cosa que me parece imposible) y me ha pedido que no hablemos de ello para no comerse más el tarro, quiero desde aquí hacerle saber que está todos los días en mis pensamientos y que espero también de todo corazón que la búsqueda haya llegado a su fin y que ya esté ella también con los dos pies en el segundo peldaño de la escalera.

Y por vosotras, claro, también por vosotras tengo los dedos cruzados. Para que también vosotras cumpláis pronto vuestro sueño y podáis pronto abrazar a vuestro pequeñín, para que podáis por fin dejar de escribir vuestros blogs infértiles y podáis comenzar otros donde vuestros niños sean los principales protagonistas y no vuestra búsqueda, vuestro sufrimiento, vuestros llantos, vuestro dolor.

Todas nos lo merecemos y por eso, aquí estoy yo, apretando los dedos por cada una de nosotras. Espero de verdad que sirva de algo.

viernes, 17 de octubre de 2014

Cumpleaños infeliz

Esta semana ha sido mi cumpleaños. Dos más y habré cumplido los cuarenta.

Cuarenta… Este número ha estado atormentándome toda la semana y cuando llegó el día, aunque para muchos parecía un motivo de felicidad, yo no pude hacer otra cosa que echarme a llorar.

No podía dejar de pensar en que mi madre me había tenido a mí a esa edad, con la diferencia de que ella ya tenía entonces hijos adolescentes y yo todavía no tengo ninguno.

¿Por qué esperamos tanto? ¿Por qué no empezamos la búsqueda a los treinta? ¿Por qué la vida es tan injusta?

¿Cómo he sido capaz de traicionar mis sueños?

Mi sueño, siempre el mismo: “tener (tres) hijos”. Toda mi vida he pensado que no hay nada mejor que los niños y nunca en mi vida he imaginado hacerme vieja sin una familia propia.

De pequeña siempre jugaba con los hijos pequeños de los vecinos, y cuando me hice mayor, siempre era yo el único adulto que entretenía a los niños en las fiestas familiares.

Mi sueño, siempre el mismo: “Cuando tenga 25 años tendré a mi primer hijo”. Cumplí los 25 y, lástima de mí, me vi compuesta y sin novio pero no perdí la esperanza.

Años después conocí a mi segunda pareja “formal” y me dije: “en 2005 seguro que será el momento perfecto”. Pero llegó el año 2005 y volví a verme compuesta y sin novio, después de romper con él.

Y fue poco después cuando acepté el trabajo en Alemania y encontré a mi media naranja que me dije: “esta vez sí que sí” pero entonces no fue la ruptura lo que me separó de mi sueño de ser madre sino los éxitos laborales que nos esperaban y a los que ninguno de los dos quería renunciar por el momento. Decidimos esperar un poco y…

Y ya sabéis lo que pasó.

Esta semana he cumplido 38 años. El pánico se ha apoderado de mí y la culpa me devora las entrañas. Pero… ¿a quién culpar cuando soy yo la que se ha traicionado a sí misma?

¿Lograré perdonarme algún día?

Ahora sólo me queda esperar que en mi próximo cumpleaños me haya despertado de esta pesadilla y pueda por fin abrazar a mi primer hijo.

viernes, 10 de octubre de 2014

¡Me han dado un premio! (2)

Vaya, vaya, ¡qué sorpresón! Cierro el “chiringuito” por vacaciones durante unas semanas y cuando vuelvo me encuentro con que me han dado un premio. ¡Otro!

¡Estoy que no me lo creo!

Siento tener que decir que no sé quién es el creador de este premio y también que no es nada fácil recogerlo (por el hecho de tener que nominar a 11 blogs con menos de 100 seguidores e “inventarse” 11 preguntas más), pero le agradezco de todo corazón a Birgitte, de http://aventurasydesventurasdeunaprimeriza.blogspot.com.es/, que me haya nominado.

El premio se llama Liebster Award y éstas son sus reglas:


Vamos allá con mis respuestas a sus preguntas…

1. ¿Cuándo supiste que querías ser mamá?
Lo he sabido siempre. Jamás me he imaginado un futuro sin hijos.
 

2. ¿Tu pareja tenía claro el ser padre?
Sí, creo que para él también ha estado claro siempre que quería tener hijos.

3. ¿Tienes mascota, cómo afecta/afectará al bebé?
No tengo mascotas, no porque no me gusten sino porque viajo mucho y me daría mucha pena tenérselas que dejar a alguien en los largos periodos en los que no estoy en casa. Nunca me he planteado si una mascota afectaría a un bebé, pero las experiencias de algunos amigos me han demostrado que no hay por qué preocuparse.

4. ¿Crees que es bueno estimular al bebé?
Por supuesto.

5. ¿Lactancia materna/artificial exclusiva hasta los seis meses o introducción de alimentación complementaria antes?
No sé cómo lo haré cuando tenga hijos. Por ahora creo que lactancia materna y alimentación complementaria según lo vaya pidiendo/aceptando el bebé.

6. ¿Qué deseas enseñar a tus hijos?
Muchísimas cosas pero la primera de ellas es que el dinero no es lo más importante en esta vida. Valores sociales, el sentido de la justicia, respeto por la naturaleza, los animales y otros seres humanos, disfrutar más de la vida y no matarse a trabajar por ser codicioso… Y muchas cosas más pero todas de ese rollo, ya aprenderá de la sociedad cosas peores. Si fuera niña, además, le enseñaría a saber decir "no", a vivir su sexualidad de forma natural, sin necesidad de usar conceptivos hormonales.

7. ¿Le pondrás/pones dibujos animados "de los de antes"? (David el Gnomo, Heidi...)
¡Claro, no pensarás que les pondré los dibujos tan horribles que ponen ahora!

8. ¿Qué papel esperas que tengan los abuelos en la vida de tus hijos?
Por desgracia, tanto mis padres como mis suegros viven bastante lejos de nosotros y por ahora no entra en nuestros planes mudarnos. Pero sí, me parece que los abuelos deberían desempeñar un papel muy importante en la vida de los nietos (y no hablo de que tengan que cuidar de ellos como hacen muchos) así que… ¡imagino que tendremos que enseñarles a los abuelos a usar el Skype!

9. ¿Te has sentido juzgada por otras mamás?
Supongo que esta pregunta se refiere a cuando ya has sido madre. Como yo no lo soy, imagino que no tengo que responder. De todas formas, en la sociedad actual, donde todo el mundo se cree con derecho a opinar sobre los demás, sí, supongo que en más de una ocasión me he sentido juzgada.
 
10. ¿Qué haces en tu tiempo libre?
Leer, ir al cine, algo de deporte, quedar con amigos, navegar en internet, escribir mi blog…

11. ¿Niño o niña?
Niño y niña.

Y ahora vamos con mis nominaciones. And the winner(s) is (are)…


Y ahora con mis preguntas (algunas ya las planteé en “Sueño roto”)…

1. ¿Usaste anticonceptivos hormonales antes de comenzar la búsqueda de bebé?
2. ¿Qué efectos secundarios notaste con ellos?
3. ¿Mejoraron al dejarlos?
4. ¿Te has sometido a una laparoscopia?
5. ¿Estaban tus trompas obstruidas o padeces de endometriosis?
6. ¿Cuánto tiempo necesitaste hasta conseguir el embarazo?
7. ¿Cómo explicaron los médicos la falta de embarazo?
8. ¿A cuántos (y a qué) tratamientos de fertilidad te has sometido?
9. ¿Qué tipo de seguro médico tienes?
10. ¿Te cubre tu seguro médico los tratamientos de fertilidad?
11. En caso de tener ya un primer hijo, ¿volverías a someterte a un tratamiento de fertilidad para tener un segundo hijo?

¡Muchas felicidades a las nominadas!

lunes, 6 de octubre de 2014

Efectos secundarios del Utrogest(an)

Para seros completamente sincera, os confesaré que del todo, del todo no he dejado el tema infértil durante el verano. 

Ya os conté en “Cerrado por vacaciones” que el mismo día que me bajó la regla le escribí un email a la Doctora T. y le dije que tiraba la toalla como poco hasta que llegara el otoño, que quería disfrutar del verano y no tener que preocuparme por el tema. Además, que lo de llevarme las inyecciones a la playa no lo veía factible…

Tardó bastante en contestarme, casi dos semanas, si no recuerdo mal.

La primera vez que hice el tratamiento que ella me sugirió, con Gonal F., Ovitrelle y Duphaston, y me bajó la regla aunque todavía seguía tomando las pastillas, no se lo podía creer y me indicó que en el siguiente ciclo tendríamos que subir la dosis. La segunda vez, en vez de tomar una pastilla de Duphaston 50mg, tomé dos (100mg) y más de lo mismo, la regla me bajó antes de tener que dejarlas.

En su respuesta a mi email me dijo que entendía que quisiera irme de vacaciones sin pensar mucho en el Kinderwunsch y que la próxima vez lo íbamos a conseguir, que no me rindiera. También me escribió una frase que estuvo resonando en mi cabeza durante varios días: “Pues sí, parece que al final sí se trata de una falta de progesterona. En el próximo tratamiento tendré que tenerlo en cuenta y suministrarle una dosis bastante superior”. De nuevo “falta de progesterona”, como ya me dijeron en marzo del 2012…

Adjunté una copia de este email a los demás documentos que tenía que llevarle a la endocrino (¿recordáis la cita por la que tuve que esperar 3 meses? Ya os contaré en otra entrada cómo me fue porque no tiene desperdicio y se merece su propia entrada) y este argumento fue el que me ayudó a conseguir que ésta me recetara una dosis más alta de progesterona, en este caso, de Utrogest (comercializado en España como Utrogestan).

Durante tres ciclos he estado tomando dos cápsulas diarias, es decir, 200mg, y aunque todavía no me ha bajado la regla, creo que ya puedo decir que este tratamiento (si es que se le puedo llamar tratamiento, claro) también ha fracasado.

Empecé a tomarlas cuando todavía estaba en la playa y los dos primeros ciclos creo que no tuve ningún efecto secundario. Sin embargo, al volver a Alemania y estando ya empezando el tercer  ciclo, empecé a tener varios.

El primero de todos, la apatía, de la que ya padezco desde que empecé con la píldora hace 7 años. ¡Pero es que este mes estoy más apática que nunca en toda mi vida!

Además quería todo el tiempo estar sola, cosa rara en mí porque, en estado normal, lo que más me gusta es estar rodeada de gente, charlar, tomar algo con amigos… Pero nada, me pasé varias semanas tirada en el sofá, leyendo todo el día o viendo alguna peli más romántica de lo habitual. Sí quedé con alguna amiga de vez en cuando pero a veces salía de casa más obligada que por ganas.

Lo que más me preocupa es que a veces ni siquiera quería ver a mi marido, todavía no entiendo por qué. Sentía como que perdiera mi libertad, que si él volvía a casa me iba a sentir obligada a levantarme del sofá, a dejar mi libro a un lado, a ver una película que él quisiera ver también, a compartir el mando a distancia con él, que iba a tener sentimientos de culpabilidad por no querer mover el culo y, para evitar todo eso, prefería que él tardara más en llegar del trabajo. Ahora lo pienso y me siento superridícula pero, bajo los efectos de la progesterona, mi cabeza era incapaz de convencer a mi cuerpo de que en condiciones normales él es lo que más quiero en el mundo y de que no puedo vivir sin él.

Y ya que hablo de él, también debería mencionar que a mitad de este último ciclo he discutido con él más de lo que lo he hecho en todos los años que llevamos juntos. Cualquier cosita que él hiciera me sacaba de quicio y hacía que el dragón que hay en mí echara fuego por la boca. A veces era por cosas que en condiciones normales también me molestan un poco pero en muchas ocasiones me molestaban cosas que en realidad hasta me gustan. En definitiva, que este mes he estado hecha una cascarrabias del copón y que he estado inaguantable. Sólo espero que él haya entendido que ésa no era yo y que me haya podido perdonar.

Y casi olvido hablaros de lo patosa que me he sentido estas últimas semanas: lapsus de conocimientos (incluso de las cosas más básicas), lentitud mental y de reflejos, problemas de movilidad, dificultades a la hora de conducir… ¡Si hasta sacando el coche del garaje me choqué contra una pared y arranqué uno de los espejos! ¡No os imagináis lo estúpida que he llegado a sentirme!

Y, por desgracia, eso no ha sido todo. Este mes además estoy teniendo otros síntomas más físicos.

Hoy estoy en el día 26 del ciclo y llevo ya 3 ó 4 días con dolores en los pechos, como si estuvieran duros e hinchados, aunque al tocarlos no noto que hayan aumentado de tamaño. También me duelen los pezones cuando los toco, pero ni éstos ni las aureolas me han cambiado de color (ni de tamaño).

El abdomen me ha estado doliendo también varios días, como si quisiera bajarme la regla y no pudiera. Una de las noches pasadas incluso me desperté por la noche de los dolores. Un rollo tener que estar cada dos por tres mirando si ha bajado ya o no… Hoy es el primer día que empiezo a no sentir tanto el abdomen, pero los últimos días hasta creía que tenía más barriga de lo normal. ¡Lo que me faltaba!

No sé cuándo me bajará la regla. Los primeros dos ciclos de Utrogest han sido algo más cortos que los anteriores e incluso a partir del día 21 ó 22 ya tenía la maldita Schmierblutung. Este ciclo, sin embargo, ya estoy en el día 26 y de la Schmierblutung, todavía ni rastro.

El prospecto habla de otros efectos secundarios que han sido observados (muy) frecuentemente (cansancio, somnolencia, depresión, náuseas, mareos, bajada de tensión, reacciones alérgicas...) y otros con menor frecuencia (trombosis, tumores, infarto de corazón o cerebral, cáncer de endometrio…), así que puedo estar contenta de que por ahora “sólo” haya sufrido los efectos secundarios de los que os he hablado, porque no sólo en el prospecto, sino también en internet hay historias para no dormir sobre los efectos secundarios que puede provocar el Utrogest.

Ahora a esperar a que me baje la regla y a ver lo que viene después…

Como ya os he dicho en “¡He vuelto!”, para noviembre pediré una nueva cita en el KiWuZe y a ver si esta vez hay más suerte… Eso sí, por mi parte queda descartado otro ciclo con Utrogest.

Por cierto, os dejo dos fotos de la caja en la que venían las cápsulas. Como podéis ver, se trata de una caja de Utrogestan, en español, a la que le han pegado unas pegatinas con la información del medicamento en alemán. El prospecto, dentro de la caja, venía a su vez en alemán, claro está.



No sé por qué motivo (seguro que por ahorrarse los cuartos) las farmacias alemanas pueden adquirir los medicamentos en otros países de la Unión Europea. No es la primera vez que me dan medicamentos con cajas en otros idiomas (de hecho, creo recordar que el primer Gonal F. que compré estaba en húngaro) con pegatinas y prospectos en alemán.

Y eso es todo por hoy. En mi próxima entrada os contaré si al final me ha bajado la regla o qué. Hasta entonces, un abrazo a todas y gracias por leerme.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¡He vuelto!

Me ha costado mucho decidirme pero aquí estoy de nuevo.

“¡Menudas vacaciones se ha pegado la tía!”, habréis pensado todas, y lo cierto es que no puedo quejarme porque este verano he disfrutado mucho, sobre todo de España, de la familia, de los amigos, del sol… pero la verdad es que ya hace muchas semanas que volví al trabajo y que las vacaciones, por desgracia, las tengo ya casi olvidadas.

Lo que sí se ha tirado cuatro meses de vacaciones ha sido mi infertilidad, y no, no es que me haya quedado embarazada y esté ya en el cuarto mes, sino que durante estos cuatro meses no he pensado casi en la infertilidad y, sobre todo, no he dejado que me amargue la vida.

Cuando me bajó la regla a finales de mayo, día en el que escribí la última entrada de mi blog, decidí afrontar mi problema de infertilidad de manera diferente a como lo había estado haciendo hasta ahora. Casi dos años de decepciones, preocupaciones, frustraciones… no me habían servido de nada, así que había que probar el método que tantos recomiendan: “Relájate”, “no te obsesiones”, “no pienses tanto en el tema”, “no calcules”…

Cuatro meses he probado este método y, aunque ahora sé que no ha servido para nada, ¡que me quiten lo “bailao”! No os imagináis lo bien que me ha venido tener la mente despejada, no dejar que nada ni nadie (incluido internet) me recordara la desgracia que estaba viviendo, no estar pendiente de si me baja la regla o no, de si tengo síntomas de embarazo o dejo de tenerlos… ¡De verdad que ha sido toda una liberación!

Pero el verano ya ha pasado y seguir escondiendo la cabeza debajo del ala no va a hacer que el problema desaparezca, así que he decidido volver a tomar las riendas de mi vida “infértil” y hacer algo para solucionarlo.

Y aunque por cuestiones que ahora no merece la pena comentar he decidido esperar hasta noviembre para volver al KiWuZe, he decidido que lo primero que quiero hacer es volver a abrir mi tenderete virtual y compartir mis sentimientos con vosotras.

Eso sí, que sepáis que no lo habría hecho si no fuera por todos los mensajes que me habéis dejado en la última entrada del blog: que si cuándo vuelvo, que si estáis deseando que vuelva a escribir, que si me vais a echar de menos (¡jajaja, me ha llegado al alma el mensaje de Anónimo preguntando si pienso escribir o si hay que esperar hasta el año que viene!)…

De verdad, muchas gracias a todas por todos esos comentarios y por ese montón de buenos deseos. Sin vosotras ahí no sé si habría sido capaz de volver a escribir.

Y muchas gracias también a ti, Birgitte, por haberme dado un premio. ¡Me ha hecho tanta ilusión! Yo ausente total del mundo virtual y cuando vuelvo… ¡sorpresa! ¡Mil gracias! Me pongo con él en los próximos días, ¡versprochen!

Y a las demás autoras de blogs, sólo pediros un poco de paciencia. He leído algunas cosas, pero todavía no he tenido tiempo de comentar. También lo haré en cuanto tenga un momento.

Me alegra haber vuelto.

Me alegra que estéis ahí.

Estoy deseando ya ponerme a escribir la siguiente entrada, así que… ¡hasta pronto!